El Cabo San Román está ubicado en el extremo norte de la Península de Paraguaná, y es el punto más septentrional de Venezuela y Suramérica.
Es una imponente formación rocosa que emerge del mar, y en la cual sólo se consiguen como únicas huellas humanas un faro y una cruz.
De acuerdo con la historia, en las costas del Cabo San Román desembarcó el navegante español Alonso de Ojeda, el 9 de agosto de 1499, un hecho de gran valor histórico que marcó el inicio de la vida del territorio venezolano.
Para llegar al Cabo San Román debe transitarse por la carretera asfaltada que sigue después de Piedras Negras. El recorrido puede realizarse con un vehículo normal, pero se recomienda uno de doble tracción.
Durante el viaje, primero se pasa por el espectacular acantilado y playa de Puerto Escondido. En la Bahía de San Román los turistas se encuentran con la delicia de un barco encallado y el encanto de comer en la playa.
Un poco más allá está la sede de una de las más hermosas vistas de la Península de Paraguaná, el conocido faro renovado a finales del año 2004, dotado de una poderosa lámpara con alcance de 25 millas, y que según se dice está inspirado en el faro de piedra más antiguo del mundo, localizado en la Coruña, España.
En este paseo otro esplendor aguarda al viajero: el de los médanos, pero no los de Coro. Éstos se encuentran en la vía San Román, a pocos minutos del Cabo, y son médanos que desembocan en el mar.
Allí, en los llamados Morros de Chuara, desierto y mar cohabitan para maravilla de quien los mira. Se recomienda transitar en estos médanos bien al amanecer o al atardecer, pues la experiencia de recibir allí los primeros atisbos de la noche es, sencillamente, mágica.
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Fuente: www.tuplaya.com